Las
Islas
Baleares han constituido
a lo largo de la historia un
singular espacio paradisíaco
que aún conservan su
esplendor. Las islas ocupan
una posición céntrica
en el Mediterráneo occidental,
entre la Península Ibérica,
Francia y el norte de África.
Una de las
característica más
acentuadas de las Islas
Baleares es la diversidad
de paisajes, especialmente en
la isla de Mallorca,
cuya orografía reproduce
prácticamente todos los
perfiles peninsulares.
Formado por
cinco islas el archipiélago
balear ocupa una extensión
de 5.014 km cuadrados con 1.239
km lineales de costa.
Mallorca, Menorca, Ibiza y
Formentera son las islas
mayores y
Cabrera y
sa Dragonera las principales
de las menores, una cuarentena
de pequeñas islas en
total.
El característico
clima mediterráneo templado,
con una media anual de 19,5
∫C, y el carácter afable,
calmado y hospitalario de los
isleños son también
importantes elementos que invitan
a conocer las Islas
Baleares.
El paisaje
balear es sorprendente y de
gran belleza. El perfil es rocoso,
y la vegetación, típicamente
mediterránea, está
formada por encinas, pinos,
olivos y garrigas. La línea
costera se muestra poco recortada;
moles calizas se unen al mar
y esconden paradisíacas
calas y playas de fina arena.
Las
Islas Baleares tienen
90 espacios naturales protegidos,
que incluyen un parque nacional,
la isla de
Cabrera, y una reserva
de la biosfera, la de Menorca,
muestra significativa de la
grandísma ríqueza
natural y belleza paisajística
de estas islas mediterráneas.
La
Sierra de la Tramuntana
es la mayor área protegida
de las
Islas Baleares. Recorre
la cara noroccidental de Mallorca
y tiene 90 km de largo y 15
km de anchura. Las cotas más
altas apareen nevadas en invierno
y sus faldas se pueblan de contrastes:
enormes y frondosa áreas
boscosas, roca viva, terrazas
para el cultivo o pinos y olivos.
En la
bahía de Alcúdia,
al norte de
Mallorca, se encuentran
una de las mayores zonas húmedas
de las islas,
s´Albufera, hoy
parque natural.
Sorprende
sobremanera la vegetación
árida de la isla de Cabrera,
uno de los últimos reductos
vírgenes del Mediterráneo.
Cabrera
y
Sa Dragonera son máximos
exponentes de la riqueza natural
de la región. Ambas son
de relieve accidentado y rocoso,
de naturaleza caliza, muy poco
fértil, por lo que la
vegetación es árida,
constituyen hábitats
excelentes de especies de ornitofauna.
Tanto en la pequeña isla
de
Sa Dragonera como en
la de
Cabrera son especialmente
significativas las colonias
de peces y aves. Destacan los
delfines y cachalotes que pueden
verse surcando la aguas de Cabrera.
En Menorca
es donde mejor se han consrvado
los espacios naturales y arquitectónicos,
manteniéndose inalterados
y en perfecto estado de conservación.
Ibiza,
la isla blanca, conserva ses
Salines, el mayor humedal de
la isla. Formentera,
la isla menos poblada de las
Baleares, es tal vez el mayor
remanso de paz.
Formentera,
el último paraíso
del Mediterráneo, atesora
inmensos arenales, aguas brillantes
de un verde cristalino y sorprendente,
salinas, lagunas, cuevas, dos
suaves macizos montañosos
y uno de los mejores conservados
sistemas dunares del Mediterráneo
occidental. |