La hortensia común es un arbusto que puede sobrevivir sin graves daños a tenperaturas de - 15 º C, aunque la parte aérea quede destruida por las heladas, la planta renace con los primeros calores.

Las flores de la hortensia se presentan reunidas en inflorescencias y pueden ser blancas, rosadas, rojas y azuladas. Las hojas son ovaladas, grandes y con el borde dentado.

El cultivo de la hortensia de jardín es sencillo dado la fortaleza de la planta, que soporta climas muy fríos. A veces se utiliza como planta de interior, pero es dificil mantenerla más de un año y, después de la floración, se debe sacar al exterior o plantar en el jardín.

Para la hortensia es bueno cualquier suelo ligeramente ácido, con un pH 5-6 y rico en materia orgánica. El grado de acidez del suelo determina el color original y que se desea obtener.

El color de las hortensias está, pues, determinado por la composición del suelo: Las variedades que tienen las flores de color rosado en un suelo normal o básico, pueden cambiar a un color azul si se incrementa la acidez añadiendo turba amarilla ácida o azufre y sulfatos.

Las hortensias prefieren una exposición a media sombra, aunque también los ambientes muy luminosos pero amparados de la luz directa, que puede dañar sus grandes hojas y sus flores.

Las Hydrangea soportan temperaturas muy bajas y sólo los fríos muy intensos pueden causar leves daños a las partes menos lignificadas de los tallos. Por el contrario, el calor muy intenso puede causar la interrupción brusca de la floración.

El sustrato de la hortensia debe siempre permanecer más bien húmedo y poseer un buen drenaje. Las plantas de la hortensia se deben regar a menudo en verano.